A continuación, reproducimos un artículo del periódico Virgina Bolten sobre la respuesta del movimiento palestino de BDS al acoso sexual perpetrado por el director del grupo BDS Sudáfrica. Desafortunadamente, en el colectivo BDS Colombia, también nos ha tocado responder a actos de violencia de género realizados por un ex integrante de nuestro colectivo. A raíz de esa experiencia, hemos desarrollado unos principios antipatriarcales para integrar la lucha antipatriarcal a nuestras acciones de solidaridad con el pueblo palestino.
Aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer, nos sentimos orgullosas y orgullosos de hacer parte de un movimiento palestino tan comprometido con acabar con la violencia basada en género. En el BDS, entendemos que hay que unir nuestras luchas para alcanzar la justicia social, desde Colombia hasta Palestina.
Por Germán Romano y Oscar Vargas
Cuando se desarrollaba el pasado marzo la jornada global contra el apartheid israelí, que cumplió en el 2020 dieciséis años ininterrumpidos denunciando en más de 200 lugares del mundo la injusta violación de derechos contra el pueblo palestino, una vez más el movimiento por el Boicot, las Desinversiones y las Sanciones a Israel (Movimiento BDS) dio una noticia sin precedentes: no tolerará que las personas y organizaciones que lo siguen en los 5 continentes permitan las violencias basadas en géneros dentro de espacios donde se promueva la solidaridad con Palestina.
Este anuncio lo realizó el palestino Omar Barghouti, uno de los cofundadores del movimiento hace 15 años, durante el lanzamiento de un acto de solidaridad con su pueblo en Sudáfrica; en un vídeo, donde acompañaba la presentación de la nueva Coalición por el BDS en Sudáfrica, dejó nítido que esta coalición es la única que representa al movimiento BDS en ese país, desautorizando al grupo que hasta hace unos meses se denominó BDS Sudáfrica. En su declaración Barghouti afirmó que esta decisión se tomó por dos circunstancias:
“Primero, el mal manejo y la incapacidad de investigar adecuadamente las denuncias graves de acoso sexual. En segundo lugar, por la posición oficial inesperada y bastante desafortunada asumida por parte de los líderes de esta organización, quienes decidieron dejar de seguir el liderazgo del Comité Nacional Palestino que dirige el BDS y, por extensión, a las pautas y principios éticos del movimiento BDS”.
Esta decisión fue tomada desde Palestina luego que se hiciera pública una denuncia contra Muhammed Desaiel, director de BDS Sudáfrica; aunque desde la dirección del movimiento palestino se pidió tomar las medidas de investigación adecuadas, estas no solo fueron insuficientes sino que se mantuvo en su cargo como director al acusado quien ostenta dicha posición hasta el día de hoy.
Todo empezó en marzo del 2019 cuando la profesora Sang Hea Kil y dos mujeres más participaban de una conferencia sobre Palestina en el país africano; una de las noches que compartían colectivamente con Muhammad Desai, director de BDS Sudáfrica, sufrieron el acoso de este personaje. Inicialmente lo encararon en público y le solicitaron una disculpa, mientras que a la organización se le pidió realizar una investigación independiente y que se retirara a Desai de sus cargos y funciones públicas hasta que la investigación concluyera. Nunca hubo una disculpa, el acusado solo negó los hechos, mientras que BDS Sudáfrica anunció que iniciaría una investigación en abril del mismo año, sin que dicho anuncio se dirigiera en ningún momento a las afectadas.
Un mes después se comunicaron los resultados, donde se afirmó que: “no existe racionalmente una base legal para tomar medidas disciplinarias contra el Sr. Desai. Las acusaciones contra el Sr. Desai son infundadas”. En el mismo reporte se alega además que la profesora Kil coqueteó con Desai, cuestionando: ¿por qué no reportó el acoso sexual esa noche a los encargados del restaurante o a la policía? A lo más que llegó la investigación fue a afirmar que en este tipo de casos no se debe tardar tanto tiempo para investigar, refiriéndose a los dos meses que tomó todo el proceso. La profesora Kil informó a un medio de comunicación sudafricano que ella si denunció su caso a la policía dos días después de los hechos, pero que las autoridades lo descartaron afirmando que “tocar” no es considerado ofensa. Este mismo medio señaló que dentro de la investigación solo se entrevistó a Desai y no a las mujeres involucradas.
Luego que desde Palestina se insistiera a BDS Sudáfrica llevar a cabo una investigación sobre las acusaciones de acoso sexual contra Desai, la cual no solo cumpliera con principios de justicia sino que estuviera basada en la visión de la víctima, el pasado marzo del 2020 la agrupación BDS Sudáfrica decidió cambiar su nombre y denominarse Africa for Palestine; en el comunicado que compartieron con sus seguidores dejaron claro que a partir de ese momento eran completamente independientes del Comité Nacional Palestino que dirige al BDS.
Debido a estas posturas, un grupo significativo de activistas solidarios con Palestina en ese país decidieron iniciar una nueva coalición para impulsar el BDS, dirigida por Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela quien es miembro del parlamento sudafricano desde el 2009. A él lo acompañan Mercia Andrews, activista por los derechos de las mujeres en su país, Ronnie Kasrils, uno de los importantes luchadores contra el apartheid sudafricano de origen judío, y varias representantes más del movimiento de solidaridad con palestina en ese país. Esta coalición incluirá a los y las representantes de todos los principales sindicatos, movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil sudafricana.
Con la conformación de esta nueva coalición dentro de ese país, y la nítida censura a las formas patriarcales de la antigua BDS Sudáfrica, el movimiento palestino demuestra algo más que su capacidad hoy día presente en distintos continentes: deja evidente que su llamado no solo es a la libertad e igualdad de derechos del pueblo palestino frente al Estado ocupante de Israel, sino a terminar con todas las violencias basadas en géneros que se mantienen dentro de los movimientos sociales en el mundo. No se puede ser solidario con Palestina sin cuestionar las prácticas patriarcales.