Los resultados de las recientes elecciones presidenciales en Colombia dejaron como vencedor al candidato por el partido Centro Democrático Iván Duque, quien desde los inicios de campaña ha generado fuertes controversias por sus posturas diplomáticas con el Estado de Israel.
Para la campaña BDS Colombia resulta preocupante la fluctuante posición del presidente electo respecto a la situación humanitaria en la Palestina ocupada, no sólo porque representa al partido político del ex-presidente Alvaro Uribe Velez (un conocido y viejo aliado del gobierno Israelí) sino por sus relaciones políticas y promesas de campaña con sectores religiosos pro-israelíes y por ser el candidato que mejor le convenía a la misión diplomática de Israel en el país, lo cual se reflejó en las felicitaciones que dio el embajador Marco Sermoneta luego del triunfo del Uribismo.1
Durante su campaña electoral, el antiguo senador y ahora presidente de Colombia aseguró que no rechazaría “la posibilidad de tener una sede diplomática en Jerusalén” durante un evento con representantes de distintas iglesias cristianas. Dicha afirmación fue muy criticada en su momento por los demás candidatos presidenciales.2
La controversia que generó tal promesa de campaña afectó significativamente la imagen del candidato y en consecuencia, a tan solo una semana de haber afirmado su intención de seguir los pasos de las misiones diplomáticas de EE.UU, Guatemala, Honduras, Paraguay y Rumania, Iván Duque se retractó sobre la posibilidad de trasladar la embajada Colombiana a Jerusalén afirmando durante una entrevista radial que: “Colombia no puede atizar el odio en el Medio Oriente…Debemos contribuir a la solución anhelada de tener los dos Estados…. Todo lo que pueda hacer en esa dirección lo haré por reconocimiento por los dos pueblos”3.
Aún así los resultados de las pasadas elecciones, donde Duque resultó ganador, dejaron ver que el sector de las iglesias cristianas que se sumó a su campaña no le retiraron su apoyo pese a cambiar a última hora su promesa de campaña, siendo el más notable el movimiento Colombia Justa Libres en cabeza del Pastor John Milton Rodriguez4. Sin embargo, la puerta está abierta para que en los cuatro años de gobierno del Centro Democrático se pueda trasladar la embajada colombiana, más aún luego que el primer ministro Netanyahu anunciara que ofrecerá un “trato preferente” a las diez primeras naciones que decidan trasladar sus embajadas a la Ciudad Santa.5
Adicionalmente, desde hace varios años la Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL) viene impulsando la comisión PRO-ISRAEL, la cual tiene como objetivo apoyar al Estado de israel, bajo la siguiente consigna: “Apoyamos la casa del Señor en Israel (Salmo 132:13-18) porque el señor ha elegido a Sion”6. En dicha comisión participan no solo comunidades evangélicas sino también organizaciones financiadas por Israel y fundaciones/ONG’s que luchan en contra de la campaña por el Boicot, las Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS), como la “Fundación amor y paz por Israel”, la cual aunque usa banderas Palestinas en su identidad gráfica exhibe en redes sociales su participación en eventos pagados y gestionados por Israel que tienen como objetivo atacar las campañas de solidaridad con Palestina.
Además, muchas de estas organizaciones evangélicas, entre ellas CEDECOL7, se han dedicado a frenar el avance de los derechos LGBT en Colombia. O sea, mientras Israel hace gala de su gran comunidad LGBT ante el mundo para presentarse como una democracia normal, donde se respetan los derechos humanos, entra en alianzas en Colombia y en otros países con grupos que se oponen a los derechos de las personas LGBT.
Frente a este panorama, las personas y organizaciones solidarias con Palestina vemos con amplia preocupación la posibilidad de que bajo el gobierno de Iván Duque se retroceda en los avances en materia diplomática, que se busque sumarse al cada vez mayor aislamiento de Israel en la ONU y que por el contrario, al tener que “pagar” (el Centro Democrático) las ofertas de campaña, se sigan los pasos de Donald Trump, quien sí hizo efectiva su promesa de trasladar la embajada y en tiempo record.
Finalmente y más allá de la preocupación de que un sector religioso en Colombia se organice para enfrentarse a movimientos defensores de los derechos humanos como el BDS, se ve con mayor preocupación que el nuevo gobierno colombiano afiance las relaciones con Tel-Aviv en materia de compra de material bélico y de guerra, así como en la profundización del TLC Colombia-Israel, las cuales no solo afectan a las comunidades palestinas que viven cotidianamente la ocupación sino que también inciden directamente en las comunidades campesinas, indígenas, afros y populares colombianas que son vulnerables a dichos Tratados de Libre Comercio mal negociados, así como también a los movimientos sociales quienes se ven afectados cada vez que la fuerza pública usa “armas no letales” o de “contención”, que son de producción israelí.
En medio de esta nueva coyuntura el movimiento global BDS ha manifestado su rechazo al traslado de las embajadas de Estados a la ciudad de Jerusalén, ya que esto viola el reconocimiento que la legislación internacional había dado a esta ciudad como una de control multinacional, siendo la zona oriental un territorio reconocido como palestino. Así mismo, y en defensa de los derechos del pueblo palestino, nos comprometemos a profundizar los esfuerzos para conseguir un embargo militar al Estado de Israel y continuaremos con la estrategia del boicot en los distintos ámbitos sobre los cuales ya hemos tenido importantes avances, como lo son en el plano cultural, deportivo y académico.